En la franja mediterránea que va desde Estepona a Mijas, donde residen alrededor de 250.000 personas, sin contar los veraneantes, la COPE se sintoniza a través de Radio Sierra Blanca, una emisora municipal de Ojén, municipio limítrofe con Marbella. Pues bien, resulta que por un quítame allá esas normativas, Chaves ha decidido que Radio Sierra Blanca –que lleva quince años funcionando, pagando impuestos y recibiendo el beneplácito de sus muchos oyentes– debe dejar inmediatamente de emitir. En Andalucía hay decenas de emisoras municipales que ocupan su lugar en el dial sin que el poder autonómico se fije en ellas (a no ser para manipularlas), pero sólo una transmite la programación de la COPE. Y esta es la que va a cerrar.
Si este fuera un régimen democrático y liberal, no existirían más limitaciones que las puramente técnicas para crear una emisora de radio. Incluso en un régimen aunque no muy liberal sí algo democrático, se regularizaría la situación de Radio Sierra Blanca concediéndole una licencia de FM. Eso sería lo justo. Pero no. Chaves no va a dar nuevas licencias de FM a la COPE. Cualquiera que viaje por Andalucía se dará cuenta de que la SER y las infinitas cadenas de Prisa se pueden sintonizar hasta en el más remoto cortijo. La emisora pública, Canal Sur Radio, a pesar de carecer de oyentes, entra como un tiro en cualquier lugar del territorio andaluz donde uno encienda el transistor. Radio Nacional, lo mismo. Punto Radio últimamente también está siendo beneficiada por el Régimen Chavista. Pero la COPE no es una radio dócil. Y tiene que aguantar, encima, las interferencias de radios marroquíes que emiten con extraordinaria potencia, se sospecha que con equipos comprados mediante las generosas subvenciones de Chaves a su amigo el Sultán.
A Chaves el hecho de que decenas de miles de ciudadanos se queden sin oír su emisora favorita le trae al fresco. A él lo único que le importa es perpetuar el régimen socialista en Andalucía. ¿No les recuerda a Venezuela?
Coquetea con la SER,
manipula el Canal Sur,
y nada deja al albur,
entre prebendas y PER,
utilizando el poder
contra el que se le atraviese...
Es Chaves, pero con ese.
Tiene las televisiones
mansas y domesticadas.
De frecuencias moduladas
él hace las concesiones.
Y hay que tragar, por cojones,
y sufrir, mal que nos pese,
a Chaves, pero con ese.
Porque en esta satrapía,
eterno feudo sociata,
quien no se humilla y acata
o dice esta boca es mía,
soporta la tiranía
del rayo que ojalá cese:
de Chaves, pero con ese.
Con farsa y con propaganda
extiende sus mil tentáculos,
apartando los obstáculos
que se oponen al que manda.
Esta oligárquica panda
impide que se progrese.
Y el jefe es Chaves, con ese.
Su industria es la corruptela;
su maña, la subvención;
su tesis, la sinrazón;
su peste, la parentela.
Y casi de Venezuela
podría ser, si no fuese
Manolo Chaves, con ese.
Ni tolera ni respeta
la libertad de expresión.
El castigo y la exclusión
son su norma y su receta...
Pero no es Chávez con ceta,
aunque su estilo profese:
¡Es Chaves, pero con ese!